Elon Musk, el hombre que quiere colonizar Marte pero no tolera un Excel mal hecho en la Casa Blanca, anunció que deja su papel como “empleado especial del Gobierno” de Donald Trump. Su salida del Departamento de Eficiencia Gubernamental (sí, se llama DOGE… como el meme) llega justo después de que criticara una de las joyas legislativas del expresidente: su nueva ley fiscal.
Musk soltó el tuit con un tono casi poético:
“A medida que mi período programado como empleado especial del Gobierno llega a su fin, me gustaría agradecer al Presidente @realDonaldTrump por la oportunidad de reducir el gasto innecesario.”
As my scheduled time as a Special Government Employee comes to an end, I would like to thank President @realDonaldTrump for the opportunity to reduce wasteful spending.
The @DOGE mission will only strengthen over time as it becomes a way of life throughout the government.
Todo parece indicar que la gota que derramó el vaso fue una entrevista con CBS, donde Elon dijo estar “decepcionado” por el gasto brutal que implicará la reforma fiscal impulsada por Trump. ¿Irónico? Mucho. ¿Sorprendente? Para nada.
Según Musk, esa “gran y hermosa ley” (como le llama Trump), no sólo no reduce el gasto, sino que lo infla como si fuera un cohete de SpaceX… sin control remoto.
¿Qué es el DOGE?
No, no es una cripto. Bueno sí, pero no esa. Aquí, DOGE significa Departamento de Eficiencia Gubernamental, una especie de oficina creada para ver en qué se gasta la lana del gobierno. Musk ayudaba ahí como “empleado especial”, algo así como un consultor con acceso VIP.
El diario El País remató diciendo que esta despedida llega justo cuando más ruido mediático hay sobre la supuesta “eficiencia” de Trump en su nueva propuesta económica. A Musk no le gustó el show y prefirió decir: “Hasta aquí llegué, bros”.