En el complejo y peligroso entramado del narcotráfico en México, surge el nombre de Alejandro López Guzmán, un joven de 28 años que ha ganado poder y notoriedad dentro de la organización criminal de Los Chapitos, liderada por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Según información exclusiva publicada en la cuenta de X @illicitinv, Alejandro ha emergido como una figura clave y de total confianza para Iván Archivaldo Guzmán, controlando importantes operaciones de tráfico de drogas y manejo de finanzas.
Un narcojunior con conexiones familiares poderosas
Alejandro López Guzmán nació en Concordia, Sinaloa, y tiene un vínculo de sangre directo con la familia Guzmán. Es hijo de un medio hermano de Griselda López Pérez, madre de Ovidio y Joaquín Guzmán López, lo que lo convierte en primo de los infames ‘El Ratón’ y ‘El Güero Moreno’. Su cercanía con Iván Archivaldo, uno de los líderes de Los Chapitos, ha cimentado su influencia dentro del grupo, donde no solo maneja su propia estructura criminal, sino que se ha convertido en emisario clave en negociaciones estratégicas.
Según @illicitinv, Alejandro fue el enviado especial de Los Chapitos para una reciente reunión con representantes del “Jardinero”, una figura prominente dentro del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), en Pachecos, Nayarit. Este tipo de reuniones demuestra su rol como operador y negociador de alto nivel en el violento juego del narcotráfico.
De Sinaloa al mundo: el ascenso de Alejandro
A pesar de su corta edad, Alejandro ha tejido una red de influencia y operaciones que abarca no solo México, sino también Estados Unidos. Con doble nacionalidad mexicano-estadounidense, ha logrado moverse entre ambos países sin levantar demasiadas sospechas de las autoridades. Controla el envío de cocaína desde Sudamérica y supervisa laboratorios de fentanilo en Mérida y Puebla, uno de los negocios más lucrativos de Los Chapitos.
El fentanilo, una droga sintética extremadamente poderosa y letal, es uno de los principales productos de exportación de la organización. Alejandro está al frente de este negocio, y con la ayuda de su equipo de seguridad conocido como Fuerzas Especiales Werito, liderado por un exmercenario llamado ‘El Polaco’, se asegura de que los cargamentos de droga lleguen a su destino sin inconvenientes.
Operaciones en EE.UU. y criptomonedas de los Chapitos
El control de Alejandro no termina en las rutas de drogas. En Estados Unidos, su mano derecha es Alan Salazar, quien ayuda a manejar las operaciones financieras de Los Chapitos en territorio norteamericano. Alejandro ha incursionado en el mundo de las criptomonedas, utilizando estos activos digitales para lavar dinero. Además, invierte en la venta de autos exóticos y casas de empeño en Miami y Los Ángeles, creando una sofisticada red financiera que mantiene la operación de Los Chapitos en marcha.
Estos movimientos financieros, combinados con su control sobre las rutas de narcotráfico, han permitido que Alejandro se convierta en una de las piezas clave dentro del cártel, asegurando el flujo constante de dinero y recursos para seguir con sus operaciones criminales.
El poder detrás del fentanilo
Uno de los puntos más críticos de la operación de Alejandro es la producción de fentanilo. Los Parces, un grupo armado compuesto por exmilitares colombianos y exparamilitares del Clan del Golfo, protege los laboratorios donde se produce esta droga. Este grupo no solo garantiza la seguridad de los laboratorios, sino que también transporta los precursores químicos necesarios para la producción del fentanilo y se encarga de trasladar la droga terminada hacia la Ciudad de México.
Desde la capital mexicana, el fentanilo es movido hacia las fronteras en Baja California, donde Alejandro controla los cruces hacia Estados Unidos. El tráfico de fentanilo ha sido una de las principales fuentes de ingresos para Los Chapitos, y Alejandro ha sabido manejar con precisión militar los tiempos y rutas de los cargamentos para evitar las autoridades y mantener el flujo de drogas hacia el norte.
Un joven que viaja entre el lujo y la clandestinidad
A sus 28 años, Alejandro López Guzmán ha recorrido un camino que lo ha llevado desde la Sierra de Sinaloa hasta los rascacielos de Dubái. Su capacidad para moverse entre los mundos de la delincuencia organizada, el lujo y la clandestinidad lo han convertido en una de las figuras más interesantes y temidas dentro del narcotráfico mexicano.
Alejandro ha logrado expandir su influencia desde Mexicali, Tijuana, Los Ángeles y Miami, consolidando su control en la frontera norte. Su estilo de vida lo ha visto visitar destinos de lujo, mientras coordina desde la sombra los movimientos que mantienen a Los Chapitos en la cúspide del narcotráfico.
El ascenso de Alejandro López Guzmán dentro de la estructura de Los Chapitos refleja cómo las nuevas generaciones de narcotraficantes no solo han aprendido de las tácticas de los líderes anteriores, sino que también han adoptado nuevas formas de operar, utilizando tecnología, finanzas modernas y un enfoque militar en sus operaciones. A sus 28 años, Alejandro está consolidado como una figura crucial en el negocio del fentanilo y la cocaína, con un pie en el mundo de la delincuencia y otro en el lujo del bajo mundo internacional.
Información obtenida de la cuenta de X @illicitinv.